viernes, 19 de febrero de 2010



Ayer fui al monasterio decidida a dibujar músicos para mi proyecto final.

Al final no dibujé ninguno (la vida del artista es así, no se pueden hacer planes) pero me da igual porque lo pasé genial, además de la musica por la buena compañia. Pero para que no se diga hice este pequeño retrato y además hice negocio: vendí un Michaelodeon! Y es que a veces, de repente, la vida es enormemente bella, pero no te avisa, para que sea como una fiesta sorpresa.

3 comentarios:

xnem dijo...

Y como decía Picasso "si viene la inspiración que me pille trabajando".

Carla Besora dijo...

Laura! que tal? Tens coses molt molonguis per aqui, jo sóc la Carla, la que dibuixava a les estovalles de la pizzeria el dia de l'aniversari de la gemma :)

El Ultramodernista dijo...

SI te la perdiste mirala aquí

http://www.youtube.com/watch?v=FZ_jFpkA-os

bye bye B

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